El proyecto se planteó como un reto. Se basaba en un apartamento pasante en la costa, muy bien aprovechado en su distribución original, y con una terraza con vistas espectaculares. Los contras, una cocina pequeña aunque abierta al salón, a través del espacio que quedaba sobre una barra y bajo unos armarios colgados del techo; un salón encarado a la pared medianera desaprovechando las magníficas vistas de la bahía; y una habitación principal con camas plegables separada del espacio principal a través de una puerta corredera de tres metros de longitud, con un baño en suite mal aprovechado. La solución surgió al trasladar la puerta corredera 60 cm, dejando el espacio justo para colocar un armario donde centralizar la zona de almacenaje de la casa y la TV. Esto, unido a una nueva distribución de los baños, y el giro del salón hacia las vistas exteriores, permitió ganar espacio para la habitación principal colocando una cama fija, y utilizando la puerta y el armario a modo de separación visual del resto de la casa.
