En su origen, el piso a reformar, era un espacio demasiado fragmentado, y en él las estancias se iban repartiendo a lo largo de un gran pasillo, sin tener una división clara de espacios de día y espacios de noche. La idea del proyecto, fue la de unir estos espacios todo lo posible en la primera parte del piso, dónde se aprovecha mejor la terraza y se disfruta de las vistas; y dejar las habitaciones para la parte posterior. Los baños, cuelgan directamente de las estancias, y los paramentos no llegan al techo, dejando una tarja fija de vidrio, que permite leer el piso en toda su magnitud. La terraza se forró toda de Tatajúa, y en ella se incorporó un jacuzzi exterior, con vistas sobre toda la ciudad. En colaboración con Octavio Mestre Arquitecto
